Vistas de página en total

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Sarampión

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa grave causada por un virus. Antes de que se generalizase la vacuna en 1980, era el causante de mas de dos millones de muertes al año. A pesar de dicha vacuna aún a día de hoy sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños menores de 5 años, sobre todo en países en desarrollo. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante grupo de riesgo.


  • Manifestaciones clínicas: 
El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, comenzando entre 10 - 12 días tras la exposición al virus y durando aproximadamente 6 días.
Otros síntomas que podemos encontrarnos en esta fase inicial 
son la tos, rinorrea( sangrado nasal), ojos llorosos y manchas blancas en la cara interna de las mejillas. 
Al cabo de varios días aparece una exantema en rostro y parte
superior del cuello, que se extiende más tarde afectando manos
y pies. Este exantema dura 5 o 6 días y luego desaparece.

La mayoría de muertes se deben a complicaciones del sarampión
como son la ceguera, encefalitis, diarrea grave (pudiendo provocar deshidratación), infecciones del oído y respiratorias graves como la neumonía. 

  • Transmisión:
Es un virus muy contagioso que se propaga por la tos y los estornudos, contacto íntimo o contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas. El virus presente en el aire o sobre superficies sigue siendo activo y contagioso durante periodos de hasta 2 horas.
Los países donde el sarampión ha sido prácticamente eliminado los casos importados de otros países siguen siendo una importante fuente de infección.
  • Prevención:
La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión que se viene utilizando desde hace 50 años, es segura, eficaz y barata. 
También influye a evitar complicaciones en el sarampión con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición e ingesta suficiente de líquidos.
  • Estrategia de la OMS (entre 1990 - 2015):
La estrategia se centra en cinco componentes básicos:
1- Alcanzar y mantener una elevada cobertura vacunal que contengan antígenos del sarampión y la rubéola.
2- Llevar a cabo una vigilancia eficaz de ambas enfermedades.
3- Mantener la comunicación y la dedicación para lograr la confianza de la población y su demanda de inmunización.
4- Desarrollar y mantener la preparación ante los brotes, la respuesta rápida cuando se produzcan y el tratamiento eficaz de los casos.
5- Llevar a cabo las actividades de investigación y desarrollo necesarias para respaldar medidas costo efectivas y mejorar los instrumentos diagnósticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ilústranos con tu sabiduría :) plis