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sábado, 14 de noviembre de 2015

Inflamación por citomegalovirus

La infección por citomegalovirus (infección por CMV) es una infección vírica que, por lo general, pasa desapercibida. En Europa, afecta a alrededor del 50% de la población, aunque casi ningún paciente sano se da cuenta de que ha padecido la infección. En personas inmunodeprimidas o recién nacidos, sin embargo, puede ser una enfermedad grave.

La mayoría de niños contagiados con citomegalovirus en el seno materno nacen sanos. Una infección por citomegalovirus (CMV) durante el embarazo, sin embargo, puede ser peligrosa para el feto.

La embarazada puede transmitir el citomegalovirus al feto a través de la placenta. Los adultos se contagian con el citomegalovirus a través de las relaciones sexuales, transfusiones de sangre o trasplantes de órganos. Hasta ahora se desconoce el tiempo de incubación del citomegalovirus, es decir, el tiempo entre la infección y los primeros síntomas de la enfermedad. Los expertos piensan que se sitúa entre cuatro y doce semanas.

Los posibles síntomas de una infección por citomegalovirus en recién nacidos infectados son deficiencia mental, sordera, trastornos visuales, inflamación de los pulmones, agrandamiento del hígado y del bazo y anemia. Una infección por citomegalovirus en el embarazo puede provocar también un parto prematuro. En los adultos con un sistema inmunitario debilitado, los pulmones, el hígado, los ojos y el tracto gastrointestinal se ven a menudo afectados. En caso de una inmunodeficiencia extrema (por ejemplo, SIDA o trasplantes) el citomegalovirus puede llegar a ser mortal.

El médico diagnostica la infección por citomegalovirus, sobre todo, a través de los síntomas y mediante la exclusión de otras enfermedades con síntomas similares. El CMV también se puede comprobar directamente en orina, sangre y muestras de tejido.

En caso de una infección por CMV, el tratamiento solo es necesario en personas con un sistema inmunitario debilitado y en embarazadas. A los pacientes inmunodeprimidos y las embarazadas infectadas se les administra anticuerpos especiales contra el citomegalovirus, lo que se denomina inmunoglobulina anticitomegalovirus.

Para prevenir la infección por citomegalovirus es importante, sobre todo, una buena higiene, por ejemplo, lavarse las manos a menudo. Hasta ahora no existe ninguna vacuna contra el CMV.

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