Los historiadores
reconocen que las enfermedades infecciosas han tenido una enorme influencia en
el curso de la historia de la humanidad. Los microbios influyeron en la
conquista europea de los nativos americanos, en los problemas para colonizar
zonas tropicales, impidieron que Napoleón invadiera Rusia y retrasaron la
construcción del canal de Panamá, por ejemplo. Y seguro que alguna vez te has
preguntado de dónde surgen los microbios que nos infectan.
La mayoría de las enfermedades infecciosas en humanos tienen su origen en virus y bacterias de animales: se calcula que entre el 60-80% de la nuevas infecciones humanas tiene su origen en los animales. En la naturaleza hoy en día nos podemos encontrar microbios en distintos estados de adaptación al ser humano: desde algunos que solo se encuentran en animales hasta otros exclusivamente humanos, aunque tengan un origen animal.
La mayoría de las enfermedades infecciosas en humanos tienen su origen en virus y bacterias de animales: se calcula que entre el 60-80% de la nuevas infecciones humanas tiene su origen en los animales. En la naturaleza hoy en día nos podemos encontrar microbios en distintos estados de adaptación al ser humano: desde algunos que solo se encuentran en animales hasta otros exclusivamente humanos, aunque tengan un origen animal.
Podemos describir como
cinco etapas de desarrollo desde que un patógeno animal evoluciona hasta
transformarse en un patógeno exclusivamente humano. En una primera etapa,
encontraríamos microbios que solo están presenten en animales y que no se detectan en humanos
en condiciones naturales. En una segunda etapa, el microbio podría transmitirse
del animal al hombre y causar una infección primaria, pero sería incapaz de
trasmitirse entre personas. Un ejemplo, podría ser el virus de la rabia.
Podemos pensar que la rabia ya está erradicada, pero mueren todos los años más
de 50.000 personas por este virus en zonas de Asia y África. La mortalidad es
muy alta, pero la rabia solo se adquiere por mordedura de un animal, no se
transmite entre seres humanos y por tanto es un virus que no está adaptado al
hombre. Solo te puedes infectar de rabia por mordedura o arañazo de un animal
rabioso.
Una tercera etapa de este proceso de evolución de los patógenos, serían aquellos microbios que pueden realizar algunos ciclos de transmisión entre personas y causan algún brote muy esporádico y ocasional, pero que desaparecen muy pronto. Un virus de este tipo que puede infectar al hombre pero está muy poco adaptado es el virus Ébola: produce brotes muy esporádicos de fiebres hemorrágicas. El virus está “almacenado” o “escondido” es algún tipo de murciélago africano y, probablemente a través de los monos, puede llegar a infectar al hombre. Es un virus muy peligroso, produce hemorragias generalizadas muy graves, con una mortalidad muy alta, pero afortunadamente es un virus muy poco adaptado al ser humano. Aunque se trasmite entre personas por contacto directo, los brotes son esporádicos, están muy localizados y no suelen extenderse entre la población. Normalmente afecta a grupos familiares o tribus asociado a ritos funerarios y al personal sanitario que primero entra en contacto con el enfermo.
Por el contrario, otros microbios han evolucionado más y se han adaptado mejor al ser humano. La fiebre amarilla o la gripe puede causar epidemias mucho más numerosas, al estar más adaptados a multiplicarse entre humanos su transmisión es mucho más frecuente y más fácil. Y por último, nos podemos encontrar con ejemplos de microbios cuyo origen es también animal, pero que han evolucionado de forma que ya solo infectan humanos y son patógenos exclusivamente humanos, como la rubeola, la sífilis o el SIDA. El VIH aunque tenga su origen en retrovirus de simios, se ha adaptado al ser humano, ha dejado de infectar animales y es exclusivamente un patógeno humano.
A lo largo de nuestra propia historia, la creación de núcleos urbanos, el aumento de la densidad de la población, el desarrollo de la agricultura y la domesticación de los animales, han influido también en nuestra relación con los microbios. Muchos de ellos provienen de nuestro contacto con animales domésticos, monos, roedores y aves principalmente. Esto explica también que muchas enfermedades infecciosas humanas se hayan originado en el viejo continente europeo desde donde se extendieron al nuevo mundo. Aunque no siempre fue así, la enfermedad de Chagas es de origen “americano” y el origen de la sífilis y la tuberculosis todavía es discutido.
Una tercera etapa de este proceso de evolución de los patógenos, serían aquellos microbios que pueden realizar algunos ciclos de transmisión entre personas y causan algún brote muy esporádico y ocasional, pero que desaparecen muy pronto. Un virus de este tipo que puede infectar al hombre pero está muy poco adaptado es el virus Ébola: produce brotes muy esporádicos de fiebres hemorrágicas. El virus está “almacenado” o “escondido” es algún tipo de murciélago africano y, probablemente a través de los monos, puede llegar a infectar al hombre. Es un virus muy peligroso, produce hemorragias generalizadas muy graves, con una mortalidad muy alta, pero afortunadamente es un virus muy poco adaptado al ser humano. Aunque se trasmite entre personas por contacto directo, los brotes son esporádicos, están muy localizados y no suelen extenderse entre la población. Normalmente afecta a grupos familiares o tribus asociado a ritos funerarios y al personal sanitario que primero entra en contacto con el enfermo.
Por el contrario, otros microbios han evolucionado más y se han adaptado mejor al ser humano. La fiebre amarilla o la gripe puede causar epidemias mucho más numerosas, al estar más adaptados a multiplicarse entre humanos su transmisión es mucho más frecuente y más fácil. Y por último, nos podemos encontrar con ejemplos de microbios cuyo origen es también animal, pero que han evolucionado de forma que ya solo infectan humanos y son patógenos exclusivamente humanos, como la rubeola, la sífilis o el SIDA. El VIH aunque tenga su origen en retrovirus de simios, se ha adaptado al ser humano, ha dejado de infectar animales y es exclusivamente un patógeno humano.
A lo largo de nuestra propia historia, la creación de núcleos urbanos, el aumento de la densidad de la población, el desarrollo de la agricultura y la domesticación de los animales, han influido también en nuestra relación con los microbios. Muchos de ellos provienen de nuestro contacto con animales domésticos, monos, roedores y aves principalmente. Esto explica también que muchas enfermedades infecciosas humanas se hayan originado en el viejo continente europeo desde donde se extendieron al nuevo mundo. Aunque no siempre fue así, la enfermedad de Chagas es de origen “americano” y el origen de la sífilis y la tuberculosis todavía es discutido.
Por tanto, no podemos
descartar que en el futuro puedan ocurrir más casos de este traspaso de
microbios animales al hombre y de que aparezcan nuevos tipos de infecciones. El
control de estas enfermedades en el ser humano se consigue controlando la
infección en los animales. En este sentido, existen iniciativas internacionales
muy interesantes, como Global viral que mantienen laboratorios de
virología en África central y en el sudeste asiático, que buscan nuevos virus
en animales salvajes, con el objetivo de descubrir esos primeros estadios de la
evolución viral, virus que todavía no se han adaptado al ser humano pero que
son potencialmente peligrosos. Se trata de entender cómo es este proceso de
evolución hacia la emergencia de nuevos patógenos para prevenir o adelantarse a
futuras infecciones virales, a futuras nuevas pandemias. En realidad solo
conocemos la punta del iceberg del mundo de los microbios, un mundo en el que
todavía hay mucho por descubrir.
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